martes, 20 de septiembre de 2016

OJOS DE BOXEADOR

La repetición constante de tareas construye un mundo perfectamente aburrido. No está escrita, en el paso hacia la adultez y el espeso círculo vicioso del trabajo, la perdición de la vida infantil. Pero sucede. Es necesario ponernos en la piel de otro que fuimos, con permiso de evadir responsabilidades y así ganar la batalla contra la rutina y rendir homenaje al chico encerrado que empuja. No solo por el infante. Aclara al adulto divagar, pensar en cualquier cosa menos en lo que está adelante de sus ojos. Solía caer en ese estado vislumbrando ideas maravillosas que olvidaba muy fácilmente, como al intentar recordar al mediodía el sueño que se tuvo a la mañana.