martes, 26 de enero de 2016

CEGUERA TEMPORAL

Camino por la vereda. Todavía es temprano. Hago tiempo para no llegar antes. Odio llegar antes de tiempo. Me paro frente a la vidriera de una librería. Siento el sol en todo el cuerpo, derritiéndome. No veo nada más que el calor y el sudor e imagino mentalmente el recorrido de la gota que va por mi nuca, baja por mi espalda hasta estamparse absorbida por la tela de mi remera, dejando un charquito muerto de mar. Otras la imitan y se multiplican los charquitos.
Mi cara brilla húmeda y no alcanza con llevarme el hombro vestido a la cara para frenar la hemorragia de sudor. Parado, mi frente sobre la vidriera busco una distracción, trato de hacer foco en algún libro. Disimulo mi nulo interés. Leo un título El intenso calor de la luna. ¿Hará tanto calor en la luna como ahora acá? No tengo mucho tiempo como para entrar a la librería ni tan poco como para seguir camino. Entro convencido de que es sólo un momento. Tampoco quiero que piensen que entro a "robar" un poco de aire acondicionado pero es la verdad, no me interesa ningún libro. Solo matar este tiempo muerto. Unos segundos refrescantes y me voy. Muy bien, no hay aire, o no anda, o están ahorrando o espantando a los "roba aire acondicionado". No hay cliente que pueda soportar un lugar en estas condiciones. Quedan los compradores compulsivos y los ladrones inexpertos que no hacen ningún tipo de inteligencia previa. Veo otro libro: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Empiezo a hojearlo. Varios relatos de casos clínicos raros. Me pierdo en la lectura del primero. El hombre no puede reconocer caras, ni siquiera la suya, solo a ciertas personas por rasgos o gestos distintivos, por la forma de moverse o por su voz, por la música de su cuerpo. Se llama ceguera facial. Y, pese a que no hay ningún problema en la vista, el hombre, de verdad, confunde a su mujer con el sombrero. Termino de leer el relato-historia clínica. Bajo techo, aunque no haya aire, el calor es más soportable. El sudor en la cara ahora es un viejo recuerdo perdido. Empiezo el segundo, sobre un marinero perdido, pero no es muy cómodo leer parado. Compro el libro y también llevo El intenso calor de la luna. Aunque no sé de qué se trata me gusta el título. Miro el reloj, como siempre, llego tarde. 
Así vemos el reloj los impuntuales

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