miércoles, 25 de mayo de 2016

LAS BALDOSAS FLOJAS

Llévame río abajo
a prados siempre verdes y fragantes
donde doncellas de vendados ojos
alaban la tenue luz de la aurora
Sam J. Lundwall




Sigifredo caminaba al trabajo una tranquila mañana veraniega. Miraba al cielo limpio, ni una nube se aproximaba. Miraba al piso y torció la cabeza para leer un volante pisoteado en la vereda que parecía un gran chaski boom usado. Puso un pie en la calle, un auto cruzó, el semáforo en rojo, y no pisó a nadie porque el día prometía sol y calor. La ciudad se levantaba y había muy poca gente.