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a la mañana en el horóscopo esta frase: “Hoy tendrás una reunión
importante en el trabajo”. Pensás: “Era hora: me van a dar el ascenso
que tanto me merezco”.
Contento y casi podría decirse que eufórico salís de tu casa al trabajo. Imaginás todo lo bueno que viene de ahora en más: el orgullo por un cargo más alto, la envidia entre compañeros y, obviamente, un sueldo mucho mejor. Distraído en ese sueño despierto, cruzás la calle y te atropella un auto. Con mucha suerte estás vivo pero inconsciente. Múltiples fracturas. La mente en blanco. Por un segundo recobrás la consciencia y te das cuenta que no llegás a la reunión. Volvés a caer en una zona oscura porque nunca vas a llegar a esa reunión. Tampoco el ascenso será posible porque siempre hay otro que pueda ocupar tu lugar. Sos, al fin de cuentas, tan reemplazable como cualquiera. Adiós ascenso. Operaciones varias y día tras día confinado a una cama de hospital. Pero por lo menos estás vivo. Aunque la recuperación demanda mucho más tiempo de lo estimado. En el trabajo no tienen mucha paciencia y después de un mes te despiden. Sí, está bien, podés cobrar una buena indemnización. O más plata en un juicio que hoy en día nadie podría decir que no vayas a ganar pero que llevará mucho tiempo. Entretanto tu estado de salud no es el ideal para soportar ese juicio que se prolonga porque la justicia es lenta y los abogados de tu ex empresa muy buenos. Entonces las cosas se ponen más feas todavía. Debido a una complicación de una de las tantas cirugías anteriores te operan otra vez. Todo parece ir bien pero por una de esas cuestiones intrahospitalarias (una infección, complicación que sí, se da muy pocas veces, en un 0,4% de los casos pero te tocó a vos, en tu caso hubo un 100%) tienen que volver a hacerlo. Te operan de nuevo. Es simple, una más de tantas. Pero el médico que te opera ese día está nervioso porque esa mañana leyó en su horóscopo la siguiente frase: “debes prestar más atención en tu trabajo, hay posibilidades de que lo pierdas”. Comete un error fatal, algo imperdonable a un médico de su trayectoria. Vos entrás en estado de coma, después muerte cerebral y al final tu cuerpo no resiste. Te morís. Agradece a tu horóscopo la buena noticia que te dio.
Contento y casi podría decirse que eufórico salís de tu casa al trabajo. Imaginás todo lo bueno que viene de ahora en más: el orgullo por un cargo más alto, la envidia entre compañeros y, obviamente, un sueldo mucho mejor. Distraído en ese sueño despierto, cruzás la calle y te atropella un auto. Con mucha suerte estás vivo pero inconsciente. Múltiples fracturas. La mente en blanco. Por un segundo recobrás la consciencia y te das cuenta que no llegás a la reunión. Volvés a caer en una zona oscura porque nunca vas a llegar a esa reunión. Tampoco el ascenso será posible porque siempre hay otro que pueda ocupar tu lugar. Sos, al fin de cuentas, tan reemplazable como cualquiera. Adiós ascenso. Operaciones varias y día tras día confinado a una cama de hospital. Pero por lo menos estás vivo. Aunque la recuperación demanda mucho más tiempo de lo estimado. En el trabajo no tienen mucha paciencia y después de un mes te despiden. Sí, está bien, podés cobrar una buena indemnización. O más plata en un juicio que hoy en día nadie podría decir que no vayas a ganar pero que llevará mucho tiempo. Entretanto tu estado de salud no es el ideal para soportar ese juicio que se prolonga porque la justicia es lenta y los abogados de tu ex empresa muy buenos. Entonces las cosas se ponen más feas todavía. Debido a una complicación de una de las tantas cirugías anteriores te operan otra vez. Todo parece ir bien pero por una de esas cuestiones intrahospitalarias (una infección, complicación que sí, se da muy pocas veces, en un 0,4% de los casos pero te tocó a vos, en tu caso hubo un 100%) tienen que volver a hacerlo. Te operan de nuevo. Es simple, una más de tantas. Pero el médico que te opera ese día está nervioso porque esa mañana leyó en su horóscopo la siguiente frase: “debes prestar más atención en tu trabajo, hay posibilidades de que lo pierdas”. Comete un error fatal, algo imperdonable a un médico de su trayectoria. Vos entrás en estado de coma, después muerte cerebral y al final tu cuerpo no resiste. Te morís. Agradece a tu horóscopo la buena noticia que te dio.
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